La ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos ha sido un pilar fundamental de la identidad estadounidense durante décadas. Sin embargo, con la reciente promesa del presidente electo Donald Trump de abolir esta política, surgen múltiples interrogantes sobre su viabilidad y las implicaciones que esto tendría para el país.
Entendiendo la ciudadanía por nacimiento
La ciudadanía por nacimiento, conocida como jus soli, es una práctica mediante la cual cualquier persona nacida en territorio estadounidense automáticamente adquiere la ciudadanía estadounidense. Este principio está consagrado en la 14ª Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, la cual estipula:
«Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de los Estados Unidos y del Estado en que residen.»
Esta enmienda fue ratificada en 1868, en el contexto de la Reconstrucción después de la Guerra Civil, con el objetivo de garantizar la ciudadanía a todos, incluidos los afroamericanos. Sin embargo, no fue hasta 1924 que se extendió plenamente a todos los nacidos en el país, incluyendo a los nativos americanos.
Las propuestas de Trump para modificar la ciudadanía
Durante su campaña, Donald Trump expresó firmemente su intención de terminar con la ciudadanía por nacimiento. En una entrevista televisada afirmó que es una práctica «ridícula» y que planea acabar con ella a través de una orden ejecutiva al inicio de su presidencia. Además, en una publicación de su campaña en 2023, detalló su intención de exigir que al menos uno de los padres sea ciudadano estadounidense o residente permanente legal para que sus hijos obtengan automáticamente la ciudadanía.
Trump y sus seguidores argumentan que esta política actual incentiva la inmigración ilegal y el «turismo de nacimiento», donde mujeres embarazadas ingresan a Estados Unidos específicamente para dar a luz y asegurar la ciudadanía para sus hijos antes de regresar a sus países de origen.
Obstáculos legales y constitucionales
A pesar de las claras intenciones de Trump, cualquier intento de abolir la ciudadanía por nacimiento enfrentaría serias barreras legales. La 14ª Enmienda ha sido interpretada consistentemente por los tribunales como una garantía robusta de la ciudadanía por nacimiento. En el caso emblemático de Wong Kim Ark en 1898, la Corte Suprema de EE.UU. afirmó que una persona nacida en suelo estadounidense es ciudadano, independientemente del estatus migratorio de sus padres.
Expertos señalan que este caso es el único referente judicial sobre el tema y que la interpretación de «sujeto a su jurisdicción» es un tema abierto y debatido. Por otro lado, otros advierten que intentar cambiar esta política mediante órdenes ejecutivas probablemente resultaría en litigios prolongados, ya que los jueces y las leyes actuales están mayormente en contra de esta interpretación restrictiva.
Impacto social y demográfico
Cambiar la política de ciudadanía por nacimiento tendría profundas repercusiones en la sociedad estadounidense. Según el Migration Policy Institute, en 2019, aproximadamente 5.5 millones de niños menores de 18 años vivían en hogares con al menos un padre ilegal, representando el 7% de la población infantil de EE.UU. La mayoría de estos niños ya son ciudadanos por nacimiento, y revocar esta ciudadanía podría crear una «clase auto-perpetuante» excluida de la membresía social y económica, afectando su integración y oportunidades futuras.
Permitir que cualquier persona nacida en EE.UU. obtenga la ciudadanía sin importar el estatus migratorio de los padres incentiva comportamientos indeseables, como la inmigración ilegal y el turismo de nacimiento.
Perspectivas políticas y legislativas
Para que la ciudadanía por nacimiento sea abolida, Trump necesitaría no solo una orden ejecutiva, sino también posiblemente una enmienda constitucional, un proceso que requiere un amplio consenso político y es extremadamente difícil de lograr. Alternativamente, podría intentar empujar al Congreso para que apruebe una ley que modifique esta política, lo que también enfrentaría fuertes desafíos legales y probablemente una oposición significativa tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.
Además, la implementación de una ley de este tipo podría desencadenar batallas legales prolongadas, ya que muchas organizaciones defensoras de los derechos civiles y grupos pro-inmigración se opondrían vehementemente a cualquier intento de revocar la ciudadanía por nacimiento. La mayoría de los juristas y expertos en derecho constitucional consideran que tal medida sería inconstitucional bajo la actual interpretación de la 14ª Enmienda.
Reacciones y opiniones contrarias
No todos están de acuerdo con las propuestas de Trump, ya que la ciudadanía por nacimiento fomenta una mejor asimilación e integración de los inmigrantes y sus hijos, evitando la creación de una clase ilegal que enfrenta exclusión social y económica. Además, terminar con esta práctica podría dañar la cohesión social y la diversidad cultural que han sido históricamente beneficiosas para Estados Unidos.
Por otro lado, las organizaciones que abogan por la reducción de la inmigración, como NumbersUSA, apoyan los esfuerzos para restringir la ciudadanía por nacimiento como una manera de controlar la inmigración y reducir los incentivos para entradas ilegales al país.
Implicaciones internacionales
La ciudadanía por nacimiento es una práctica que no todos los países adoptan. Modificar esta política podría situar a Estados Unidos en una posición única en el escenario internacional, afectando su imagen como una nación de bienvenida y su compromiso con los derechos humanos. Por otro lado, podría influir en las relaciones diplomáticas con otros países de América Latina, donde las dinámicas migratorias son especialmente sensibles y complejas
¿Es posible terminar con la ciudadanía por nacimiento?
Aunque Donald Trump ha manifestado su intención de abolir la ciudadanía por nacimiento, los desafíos legales y constitucionales hacen que esta tarea sea sumamente complicada.
La 14ª Enmienda proporciona una base sólida para la ciudadanía por nacimiento, y cualquier intento de cambiar esta política requeriría no solo acciones ejecutivas audaces sino también reformas legislativas y posiblemente constitucionales, todas ellas enfrentando una considerable resistencia política y judicial.
Además, el impacto social y demográfico de tal cambio podría ser profundo, afectando a millones de ciudadanos estadounidenses nacidos de padres inmigrantes, y potencialmente creando tensiones adicionales en un país ya dividido en temas de inmigración.
Para aquellos interesados en profundizar sobre este tema, fuentes como el Centro para Estudios de Inmigración y el Instituto de Política Migratoria ofrecen análisis detallados y actualizados sobre las implicaciones legales y sociales de la ciudadanía por nacimiento en Estados Unidos.
Publicado el 12 de noviembre de 2024.